La liberación miofascial esta de moda, y todo trabajo con materiales que implique a la fascia profunda, ha pasado al primer plano, muchas veces (si no en la mayoría…) sin entender la bioquímica, la arquitectura ni la anatomía de un tejido tan extenso como complejo, el tejido conectivo.
Seré crítico, porque nos lanzamos a la búsqueda de resultados, guiados por el ansia de cuantificar sin comprender los medios por los que se debe trabajar con el sistema fascial, haciendo énfasis en que todo trabajo de liberación miofascial se aleja de la presión, de la compresión, buscando el deslizamiento, el arrastre, porque no es lo mismo, y si lo que buscamos son resultados, debemos ser exactos, correctos y tener conocimientos de lo que estamos haciendo.
Hablamos siempre de adherencias para referirnos a la reorganización de las fibras de colágeno que se origina ante una lesión, el desuso, sobreuso, el envejecimiento, pero como van mostrando los estudios podemos referirnos a ellas de forma más acertada utilizando el término acuñado por Stecco & Stecco “densificaciones” del tejido conectivo areolar que aparecen entre los planos densos y gruesos.
Debemos tener en cuenta que el entramado de tejido conectivo podrá cambiar en cantidad y tipo de fibras que lo componen, en densidad de la sustancia amorfa que las acompaña e incluso en la orientación de las fibras que forman el entramado de la matriz viva, caótica pero de organización perfecta en la que viven y se desplazan las células.
Independientemente de esos cambios de composición (tengamos en cuenta que como materia viva, el concepto de cambio es algo a tener mas que presente, algo constante, panta rhei…) el cuerpo, como estructura biotensegrica necesita una tensión constante, que se disipe y se transfiera de una parte a otra sin restricciones (aquí es donde el trabajo de liberación miofascial juega un papel clave), del exterior hacia el interior y del interior hacia el exterior, de lo macroscopico a lo microscópico, del organismo a cada célula, que siente y recibe información a través del sistema de comunicación más antiguo y primitivo, tensión y compresión, binomio presente en la red fascial, ubicuo en el cuerpo humano.
Seré crítico, porque nos lanzamos a la búsqueda de resultados, guiados por el ansia de cuantificar sin comprender los medios por los que se debe trabajar con el sistema fascial, haciendo énfasis en que todo trabajo de liberación miofascial se aleja de la presión, de la compresión, buscando el deslizamiento, el arrastre, porque no es lo mismo, y si lo que buscamos son resultados, debemos ser exactos, correctos y tener conocimientos de lo que estamos haciendo.
Nos lanzamos a la búsqueda de resultados, guiados por el ansia de cuantificar sin comprender los medios por los que se debe trabajar con el sistema fascial, haciendo énfasis en que todo trabajo de liberación miofascial se aleja de la presión, de la compresión, buscando el deslizamiento, el arrastre.Por otro lado, el trabajo fascial no es doloroso, sino agradable. Una vez más nos enfrentamos a los mitos, en este caso la idea de aquellos que piensan que el cuanto más duele, más eficaz. Ideas falsas fruto del desconocimiento, de la subjetividad, de la pereza por aprender y el negarse a aceptar la realidad anatómica, fisiológica y química de nuestros tejidos, de nuestro cuerpo. La liberación miofascial no es cuestión de fuerza.
El trabajo fascial no es doloroso, sino agradable. [...] La liberación miofascial no es cuestión de fuerza.La liberación miofascial es un concepto global, orgánico, vital, dado que cualquier restricción, sea a nivel microscópico o macrsocopico influirá en la dinámica de los fluidos corporales, el la perfusión a los órganos y células que los constituyen (recordemos que el músculo es un órgano), alterando su función, ya sea el movimiento o la oxigenación, el filtrado o la expulsión de residuos.
Hablamos siempre de adherencias para referirnos a la reorganización de las fibras de colágeno que se origina ante una lesión, el desuso, sobreuso, el envejecimiento, pero como van mostrando los estudios podemos referirnos a ellas de forma más acertada utilizando el término acuñado por Stecco & Stecco “densificaciones” del tejido conectivo areolar que aparecen entre los planos densos y gruesos.
Debemos tener en cuenta que el entramado de tejido conectivo podrá cambiar en cantidad y tipo de fibras que lo componen, en densidad de la sustancia amorfa que las acompaña e incluso en la orientación de las fibras que forman el entramado de la matriz viva, caótica pero de organización perfecta en la que viven y se desplazan las células.
Independientemente de esos cambios de composición (tengamos en cuenta que como materia viva, el concepto de cambio es algo a tener mas que presente, algo constante, panta rhei…) el cuerpo, como estructura biotensegrica necesita una tensión constante, que se disipe y se transfiera de una parte a otra sin restricciones (aquí es donde el trabajo de liberación miofascial juega un papel clave), del exterior hacia el interior y del interior hacia el exterior, de lo macroscopico a lo microscópico, del organismo a cada célula, que siente y recibe información a través del sistema de comunicación más antiguo y primitivo, tensión y compresión, binomio presente en la red fascial, ubicuo en el cuerpo humano.
Primero aprender para después hacer, buscando siempre entender…
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